El mundo tecnológico experimentó una sacudida histórica este lunes 27 de enero cuando las acciones de Nvidia, el gigante de los semiconductores, sufrieron una estrepitosa caída del 17%, marcando un hito sin precedentes en los mercados financieros al evaporarse $589 mil millones de su valor de mercado en una sola jornada. El detonante de este terremoto financiero no fue una crisis económica tradicional, sino una innovación surgida desde China que amenaza con revolucionar la estructura de costos en la industria de la Inteligencia Artificial.
DeepSeek, una IA china que hasta hace poco permanecía en relativa oscuridad, ha emergido como un potencial disruptor del status quo al presentar un modelo de IA que ha captado la atención de figuras prominentes en Silicon Valley. Marc Andreessen, uno de los inversores más respetados del sector tecnológico, no escatimó elogios al calificarlo como “uno de los avances más sorprendentes e impresionantes” que ha presenciado. Pero lo verdaderamente revolucionario no es solo su capacidad técnica, sino su eficiencia económica: con un costo de entrenamiento de apenas $5.6 millones, representa una fracción de los más de $100 millones invertidos en el desarrollo de GPT-4 por OpenAI.
🇺🇸 | URGENTE: Nvidia acelera su catastrófica caída y pierde hoy 600.000 millones de dólares, la mayor caída diaria en la historia de la bolsa. pic.twitter.com/JDDiZgssoR
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) January 27, 2025
Esta disparidad en costos ha encendido alertas en Wall Street sobre el futuro de la demanda de chips especializados, el pilar fundamental sobre el que Nvidia ha construido su imperio. El efecto dominó se extendió rápidamente por todo el sector tecnológico, arrastrando consigo a otros gigantes de los semiconductores: Broadcom se desplomó más del 17%, Micron perdió casi un 12%, y AMD vio evaporarse más del 6% de su valor.
Sin embargo, no todos los analistas comparten el pesimismo del mercado. Stacy Rasgon, de Bernstein, argumenta que la reacción ha sido desproporcionada, señalando que los $5.6 millones reportados por DeepSeek no reflejan la totalidad de los costos asociados con la investigación previa, experimentos en arquitecturas, algoritmos y procesamiento de datos. Incluso Nvidia ha mantenido la compostura, reconociendo el modelo R1 de DeepSeek como “un excelente avance en IA” sin mostrar signos de preocupación excesiva.
En medio de esta turbulencia, Estados Unidos no permanece pasivo. El panorama se complica aún más con el reciente endurecimiento de las restricciones comerciales implementadas en los últimos días de la administración Biden, que limitan significativamente la capacidad de China para acceder a chips avanzados de IA a través de revendedores o centros de datos remotos. Estas restricciones se extienden incluso a la importación de maquinaria especializada de la firma holandesa ASML, crucial para la fabricación de semiconductores de última generación.
NVIDIA has now lost a record $589 billion in market value today, the largest single-day loss in U.S. history. This drop is reportedly due to competition from Chinese AI startup DeepSeek, which released its advanced AI in the U.S. market for free pic.twitter.com/v32FjjafAf
— FearBuck (@FearedBuck) January 27, 2025
Como contrapeso a estas restricciones, Estados Unidos ha lanzado una ambiciosa iniciativa para fortalecer su propia infraestructura de IA. El proyecto Stargate AI, anunciado recientemente, representa una apuesta sin precedentes con una inversión inicial de $100 mil millones destinada a la construcción de centros de datos y otra infraestructura crítica. Este proyecto, respaldado por pesos pesados como SoftBank, Oracle, OpenAI y la empresa emiratí MGX, contempla una inversión adicional de $400 mil millones en los próximos cuatro años, señalando la determinación estadounidense de mantener su liderazgo en la carrera tecnológica global.
Esta convergencia de eventos (la innovación china en eficiencia de costos, las restricciones comerciales estadounidenses y las masivas inversiones en infraestructura) sugiere que el paisaje de la IA está entrando en una nueva fase de transformación, donde la competencia no solo se medirá en capacidades técnicas, sino también en la habilidad para optimizar recursos y navegar un complejo entorno geopolítico.