El fútbol rumano está de duelo tras el fallecimiento de Helmuth Duckadam, a los 65 años. Duckadam alcanzó la inmortalidad en el deporte al detener cuatro penales en la final de la Copa de Campeones de 1985-86, en la que el Steaua Bucarest venció al Barcelona.
El histórico encuentro tuvo lugar el 7 de mayo de 1986 en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán de Sevilla, con 70.000 espectadores. El partido terminó 0-0 y se definió en una tanda de penales en la que Steaua se impuso 2-0, gracias a las atajadas de Duckadam frente a los remates de José Ramón Alexanko, Ángel Pedraza, Pichi Alonso y Marcos Alonso.
A pesar de su hazaña, Duckadam no pudo participar en la final de la Copa Intercontinental de ese mismo año, en la que Steaua perdió 1-0 ante River Plate en Japón, debido a una reciente cirugía por problemas cardíacos.
Por su actuación estelar contra el Barcelona, el presidente del Real Madrid, Raúl Mendoza, le obsequió un Mercedes-Benz como gesto de gratitud por haber evitado el triunfo del equipo catalán en el torneo, conocido hoy como la Champions League.
Sin embargo, al regresar a Rumanía, Duckadam fue contactado por Nicu Ceaușescu, hijo del dictador Nicolae Ceaușescu y presidente del Steaua. Nicu exigió que entregara el automóvil, argumentando que, bajo el régimen comunista, no se podía permitir que un jugador del Steaua poseyera un lujo semejante.
The European football community mourns the loss of Helmuth Duckadam at the age of 65.
The legendary goalkeeper won the European Cup with Steaua Bucharest in 1986, saving all four penalties in the shoot-out.
Rest in peace, Helmuth. pic.twitter.com/3n5EZva91g
— UEFA (@UEFA) December 2, 2024
Ceaușescu reclamó el Mercedes-Benz para sí mismo y ofreció a Duckadam, a cambio, 200 dólares y un automóvil Dacia usado. Ante la negativa de Duckadam, la temida “Securitate”, la policía política rumana, lo agredió brutalmente, rompiéndole los diez dedos de las manos. Este ataque marcó el fin de su carrera como futbolista.
Aunque en su momento Duckadam afirmó que su retiro se debía a una trombosis en un brazo, medios rumanos posteriormente revelaron que su salida del fútbol fue consecuencia directa de las acciones de la “Securitate”.
Tras un breve y fallido paso por la política, donde se unió a un partido controlado por Gigi Becali, dueño del Steaua, Duckadam fue nombrado presidente honorario del club en 2010, desempeñándose como responsable de las relaciones públicas.